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Mi jugador favorito: Fernando Redondo

1522414“Fernando, cuando te veo en un terreno de juego, me siento representado en tu figura, en lo que siempre quise ser yo como futbolista” – Vicente del Bosque

Disfruto de la Champions League, de los grandes jugadores de la actualidad. Pero debo confesar algo: no siento lo mismo de años atrás. Cuando me sentaba frente al televisor con el corazón palpitando al máximo y mi amuleto – una cruz de plástico – en la mano a la espera de una jugada espectacular.  Arrodillado, implorando a dios una ayudita milagrosa para aguantar ese resultado – acto ego centrista e  inútil pero ¿Quién no lo ha hecho? – . Esos momentos son cosa del pasado pero, cuando entra la nostalgia y me llegan imágenes a la cabeza, generalmente pienso en Fernando Carlos Redondo Neri (Adrogué, 06/06/1969).

Una zurda especial, movimientos en cámara lenta con una elegancia sin igual. Redondo fue una de las razones por las que me incliné por apoyar al Real Madrid. Cambió para siempre la figura del “cinco”, como lo hicieron Guardiola, Makélélé o Pirlo. Demostró que se podía ser el creativo sin jugar como enganche o trequartista. Hay personas que hacen lucir a los demás peor de lo que son y otros que poseen una cualidad holística para sacar lo mejor de sus compañeros. Él era de los segundos.

“¿Qué tiene este hombre en el pie? ¿Un imán?”. Atinó a comentar Sir Alex Ferguson luego de aquel tacón a Henning Berg y la noche mágica en Old Trafford. La imagen más famosa de su carrera resume exactamente su estilo de juego. Pausado, desinteresado, ensimismado y de pronto pasa la pelota por debajo de las piernas del rival con tan solo el movimiento de la parte posterior de su pie. Sus botines ni siquiera mostraban el patrocinador porque decidió cubrirlos con betún y centrar la atención del mundo en lo que realmente importaba, su siniestra y el balón.

Con el Madrid lo ganó todo; La Champions, la Liga, la Super Copa de España, la Super Copa de Europa y la Intercontinental. Compartió el brazalete de capitán con Fernando Hierro y luego lo heredó a Raúl para marcharse a Milán. La directiva del Madrid lo dejó ir como si nada hubiera pasado.

El 94 con Maradona. No importó que jugaron muy poco juntos. Se complementaron a la perfección. Esa selección del Coco Basile deslumbró en los primeros dos partidos del Mundial de Estados Unidos para luego caer al abismo. La descalificación de Diego Maradona de la competición se trajo abajo la esperanza de algo grande. Años más tarde Daniel Passarella no lo convocó a la selección por tener el cabello largo. Vaya uno a saber. Perdimos todos.

El maldito ligamento cruzado. Es al futbolista lo que fue el talón para Aquiles.   Psicológicamente en depresión pero fue su rodilla derecha la que pagó los platos rotos. Desde un injerto de su propio tendón rotuliano, hasta la intervención del médico que hizo el milagro con Ronaldo, fueron intentos inútiles por salvar su carrera profesional. Renunció a su sueldo y su cuerpo perdió la batalla. Se retiró en silencio pero no desapercibido para la grada. Tampoco para mí.

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Mi jugador favorito (versión argentina): Pablo Michelini

“…ver a tanta gente con su familia, con sus hijos, es realmente conmovedor, porque no vinieron a ver ningún partido”. Pablo Michelini, 7 de Marzo de 1999.

Ese Racing del 99 no había podido jugar por una orden judicial que dictaminaba el cierre y la liquidación de los bienes del club, consecuencia del pedido de la quiebra por parte de un ex presidente, y nefasto personaje, de la institución. La gente, en forma espontánea, se autoconvocó para evitarlo. Cuarenta mil personas hicieron de la mayor convocatoria de la fecha, el día que Racing debía jugar, Los hinchas nos hicimos presentes, en un día de inmensa tristeza, solo para “aguantar” a La Academia.

Michelini era el referente de ese plantel, que venía de un positivo tercer puesto en la temporada anterior, con muestras de buen juego. Era también el máximo ídolo de la hinchada por ese entonces. Él, siendo un jugador poco dotado, demostraba ser de los más importantes, por temperamento y sacrificio. Si algo nos gusta a los hinchas de Racing es que “pongan huevos”. A mi en particular, es lo que más me interesa en un jugador, quizás porque yo haya sido (el fútbol me abandonó) otro rústico lateral por la derecha con una zurda de adorno. Siempre fuí de la idea que once árboles voluntariosos son más productivos que  habilidosos displicentes que están pensando más en salir a bailar que ganar el partido, que no es ni más ni menos, que hacer bien su trabajo.

Pocos recuerdos tengo de su paso por Deportivo Español, club en el que debutó en Primera División, antes de ser transferido a Racing en el 95, con otros 11 jugadores. Obviamente, su paso por La Academia, lo tengo grabado en la retina.

Hay jugadores que se destacan en alguna jugada en que se sacrificaron para evitar el gol del rival. Michelini tuvo cientas de esas. Me acuerdo cuando, en uno de los tantos errores racinguistas, estaban tirando un córner que fue rechazado por la defensa rival (una regla de oro dice que “córner mal tirado es gol en contra”) corrió desde un área a la otra en línea recta para evitar el gol. ¿Por qué digo “en línea recta”? Porque él ya sabía, desde el momento en que la pelota fue rechazada que nunca iba alcanzar al delantero que gambeteó al arquero, pero si sabía, que en esa gambeta éste iba a perder el tiempo que él necesitaba para llegar debajo del arco y sacarla. Y así fue, evito el gol en la línea.

Era común verlo jugar con la cabeza vendada, fuera de la cancha, pidiendo regresar. Un símbolo de la vehemencia con que jugaba. Ponía su cuerpo en riesgo sin medir las consecuencias. Supo ser el artífice silencioso de victorias, como así también, el más digno derrotado, jamás bajando los brazos y evitando goleadas.

Lamentablemente, el 99 fué el año de su traspaso a San Lorenzo. Un amigo me contó que le dijo a su amigo cuervo, “te vas a cansar de tanto aplaudirlo”. ¡Cuanta razón tenía! Así, huevos mediante, se ganó a la hinchada.

Nunca perdió ese espíritu competitivo, esa entrega y motivación, que lo hizo ídolo en los clubes en los que jugó.  Bien ganada tiene la bandera de Racing que decía: “Quiero 11 Michelinis”.

Las cosas de la vida dijeron que su despedida fuera en Avellaneda, un 2 de Julio del 2005, en la última fecha del torneo, Racing jugando, justamente, contra San Lorenzo.

En el tiempo que tengo de seguir el fútbol, nunca me tocó ver que un jugador que se retirara haya dejado tan buen recuerdo y sea ovacionado al unísono por ambas hinchadas.

Me llevo como ejemplo de él  que no le importaba lo que pasara, siempre jugaba igual, siempre para adelante, ganando o perdiendo 5 a 0. Por eso lo que más rescato de Michelini  era que, sin serlo, jugaba como un hincha.

Escrito por Mariano Barros, nieto e hijo de racinguistas.

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Mi jugador favorito: Hernán Medford

Por: Erick Rodríguez (PonchoCR)

Hablar de Hernán Evaristo Medford Bryan, es hablar del jugador que marcó época. Recuerdo sus inicios en Sagrada Familia, haciendo pareja con el brasileño Delvaste Araujo y luego su pase al Saprissa en donde se asoció con el gran Evaristo Coronado y juntos hicieron mancuerna para crear una de las parejas ofensivas más temidas de la época. Medford corría por la banda y luego llegaba El Caballero del Fútbol a martillar, barrerse o rematar para poner el balón en el fondo de las redes.

Luego de su experiencia mundialista en China, llegó la oportunidad de la eliminatoria a Italia 90. En la serie de muerte súbita, estábamos contra la pared ya que un empate en el Morera Soto contra Panamá, nos obligaba a buscar la victoria en tierras canaleras. Y ahí fue cuando Medford empezó a ser determinante con la selección mayor, ya que puso el 2 a 0 que sellaba la victoria que nos daba el pase a la pentagonal final.

El resto de la eliminatoria no tuvo mucha participación, ya que Marvin Rodríguez y Moyano Reyna, optaron por la experiencia y confiaron los goles en Coronado, Leoni Flores, Gilberto Rodhen y el mismo Pastor Fernández, sin embargo, contó con la suerte de que fue escogido para la aventura del verano italiano. Debido a que todavía era muy joven y se utilizó un esquema defensivo por parte de Bora Milutinovic , tuvo que esperar oportunidad en la banca mientras Claudio Jara fungía como único delantero. Pero algo que caracterizó a Medford fue precisamente eso… que no desaprovechaba las oportunidades, y fue así como cuando entró de cambio en el partido contra Suecia, inmediatamente marcó la diferencia y logró anotar un gol que todos los que tuvimos la oportunidad de vivirlo, nunca podremos olvidar. Saque de Ravelli, cabezazo de Guimaraes y esa carrera por el centro de la cancha… todo Costa Rica gritaba, enfrentó al portero y cruzó… ese balón entró y fue un grito que se escuchó a lo largo y ancho de este país ¡se estaba haciendo historia!

Después de ese mundial, el fútbol de este país cambió, y mucho se debe a su insistencia, a su majadería, a su forma de decir las cosas y de enfrentarse con los quien fuera, con tal de lograr mejores condiciones, más profesionalismo y menos improvisación. A pesar de eso no tuvo reparos en venir a jugar cuantas veces se lo pidieran, a pesar de que esto le causara la pérdida de la titularidad en sus equipos, ya que el hombre estaba 100% comprometido con la tricolor.

Luego, muchos años después, ya cuando era un jugador maduro, que había adquirido experiencia por Austria, la antigua Yugoslavia, Italia y España, Medford formó parte de la mejor selección de este país, esta vez como un relevo de lujo. Y nuevamente no dudó en hablar, en decir las cosas sin pelos en la lengua y se atrevió a calentar el ambiente previo al partido contra México. Y no quedó en palabras… aprovechando el rebote de Osvaldo Sánchez, marcó un gol que otra generación jamás podrá olvidar, ese gol que hizo realidad “El Aztecazo”.

Ya en el mundial, nuevamente se hizo presente, cuando con un gran pase, dejó a Winston Parks solo frente al arco turco para poner el empate en ese gran partido que se jugó contra el que luego se coronara tercer lugar del torneo.

Medford es un tico como pocos. Por lo general nosotros queremos caer bien a todo el mundo, si necesitamos algo lo pedimos de la forma más políticamente correcta posible, tratamos de ser “humildes” con nuestros logros y si vamos a enfrentar a alguien no somos buenos en eso de “retar” al contrario. Hernán se salió de ese molde y por eso fue tan exitoso como jugador, porque enfrentó, fungió como líder positivo, tomó la responsabilidad cuando tuvo que hacerlo (nervios de acero aquel penal contra Estados Unidos en tiempo de reposición) y no tuvo problemas en hablar, exigir y retar a quien fuera.

Cualquier tico que disfrute el fútbol,  debe agradecerle a Hernán Medford porque definitivamente, cambió este deporte en nuestro país.

Foto: FIFA.com / AFP
Erick Rodríguez es productor de PonchoTV. Pueden seguirlo en twitter @PonchoCR

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Mi jugador favorito: Wilmer “el pato” López

Mi jugador favorito: el Pato López

por: Jose Gregorio Soro

El Pato ha sido un jugador emblemático. Tanto en su club (LDA) como en la Sele, Wilmer López derrochó talento en cada cancha donde representó esas camisetas.

Un ídolo de la afición, admirado por propios y extraños, este zurdo, flaco y con “peinado de futbolista”, como se le designa al cabello cortado a los costados y largo atrás (al mejor estilo del “Chunche”), utilizó la mediacancha para generar futbol de ese que hoy llaman “tiqui taca”.

Sus inicios en un Carmelita de ensueño, donde fue compañero de destacados futbolistas como Erick Lonnis, Ronald Gómez, Luis Marín y Juan Cayasso, marcaron un rumbo alajuelense del Pato, que logró su primer título en 1995 cuando ya jugaba para el club rojinegro.

Dueño de la mitad de la cancha, su zurda no necesitaba mucha fuerza para poner a carburar su equipo. Líder de la pelota y de las indicaciones, rompía cualquier esquema defensivo con algún pase rastrero o algún centro cargado de precisión y veneno.

Fue maestro en proteger la pelota aun cuando sus rivales le superaran en corpulencia. Su rotación y control del balón son casi extraños en el futbol de hoy. El hecho de haber jugado en canchas en peores condiciones que las actuales ofrece un mérito aun mayor por el futbol que desplegó. ¡Qué no haría el Pato en las canchas de hoy!

Formó parte de la Sele de ensueño. El histórico equipo nacional del 2001 y 2002 que hizo y deshizo en una eliminatoria inigualable, con triunfos en Honduras y México, y su participación en el Mundial de Corea-Japón, resultan en el aporte más prolífico de López para con el equipo de todos. Aun con estos datos, guardo la imagen del gol que el Pato le hizo a EEUU en la eliminatoria de Francia 1998 y que desató el delirio en el Ricardo Saprissa, el recinto de su club archirrival. Él lo celebró en la malla, con los suyos; con la gente…

Su técnica, difícilmente será igualada y desde su retiro, y ante el desvanecimiento de su sucesor Walter Centeno, no se vislumbra un talento similar en la media cancha del futbol tico.

El desdén de unos directivos manudos que le trataron como un jugador cualquiera, constituye una de las injusticias más grandes realizadas contra algún jugador talentoso del futbol nacional. La LDA simplemente no le ofreció renovarle el contrato y tuvo que buscar futuro en Pérez Zeledón. Así como el talento del Pato debe ser recordado por la afición, en la misma proporción deben denigrarse esas actitudes de directivos desconocedores -valga la redundancia- del futbol de un jugador histórico. Con justicia y merecimiento, en el 2009 la afición le rindió un tributo tan grande como su talento, con invasión de cancha incluida en el Morera Soto en el juego de despedida, donde el Pato dio sus últimas muestras de talento ante tanta gente.

Más allá de algunas situaciones personales un poco adversas hacia el final de su carrera, las imágenes de Wilmer haciendo malabares con la pelota para poner a jugar a su equipo, es lo que quedará en la memoria de quienes admiramos su futbol. Wilmer siempre será un grande. Wilmer siempre será una referencia.

Si la vida me premia con llegar a viejo y conversar con mis nietos, cuando nos sentemos a hablar de futbol, les contaré que vi a un flaquillo que hacía y deshacía en la media. Ese era el Pato.

Jose Gregorio Soro es autor del blog Jaguar del Platanar y también es co-fundador de Nortenlinea. Puede seguirlo en twitter @jaguardp

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Mi jugador favorito: Juan Cayasso

Mi jugador favorito: Juan Cayasso por Júlio Córdoba

Por herencia soy liguista y en mi niñez (sin cable e internet) se admiraba mucho a las figuras nacionales. Cuando había mejenga de barrio los chiquitos nos repartíamos los nombres de los destacados del balompié nacional, imitábamos sus jugadas y celebrábamos los goles como ellos.

Después de sobrevivir el episodio higadoso del pase de Cayasso a la “S”, llegó el Mundial, aquel que sería el primero, único y mejor, donde Cayasso puso su nombre en la historia, logró el olvido definitivo de cualquier liguista rencoroso y elevó el ánimo de este país a niveles que no se vivirán otra vez.

El día del retorno los jugadores fueron recibidos como héroes de guerra y -creo- ingresaron en el altar de los “santos populares”, esos que no necesitan autoridad del Vaticano para ingresar en el proceso del corazón de los pueblos.

Diez años después, como en el 2000, iba con papá en el primer bus que hace la ruta San José Puntarenas.  Mi tata empezó una charla muy amena con el señor del asiento de la par, temas de fútbol (en los que yo ya estaba diluído y no me interesaban), la selección, las gramillas, la liga, Saprissa, etc.

En no sé dónde el señor hizo parada y papá me lo presentó antes de que se bajara, gentilmente nos dimos la mano, pero no puedo negar que aquella vez, a mis veintitantos, sentí el mismo mecanismo infantiloide de la personalidad que libera adrenalina cuando uno chiquillo ve a Batman o a Supermán (porque cree que son reales). Era Juan Cayasso.

Como real fue su humildad al conversar por mucho rato con un aficionado como papá, de los que viven el fútbol, hacen análisis, encuentran variables, dan consejos a los futbolistas, etc. Sencillez digna de admiración, sobre todo en días como hoy en los que los futbolistas nacionales juegan de las estrellas que no son, quieren recibir las recompensas de los logros que no obtuvieron y miran con desprecio al aficionado olvidando que éste es su razón de ser.

Júlio Córdoba es autor del blog Ciencia Ficción. Puede seguirlo en twitter @JulioCordoba


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Mi jugador favorito: Gilberto Martínez

Mi jugador Favorito :: Por Erika Rojas

1 de octubre de 1979, nace en Golfito de Costa Rica Gilberto Martínez Vidal. A él lo quiero desde que tenía pinta de “indio” y empezaba su carrera en la Primera División del fútbol costarricense, con el Deportivo Saprissa. Antes de eso sería mentir.

3 de abril de 1999, Costa Rica, con Gilberto Martínez en su once estelar, empata a uno con Nigeria, en el partido inaugural de la Copa del Mundo Juvenil en ese país. Yo estaba terminando la escuela y justo me empecé a interesar en el fútbol de una manera muy rara, luego obsesiva. De ese mundial recuerdo —como pocos detalles— que Martínez fue el jugador costarricense más destacado de la cita. Le puse el ojo.

Gilberto tenía (y sigue teniendo) todo para ser llamado mi jugador favorito: jugaba de defensa (por mucho, la mejor posición en el balompié: mi preferida), con Saprissa y con la Sele; además era joven y humilde.

Ahora bien, yo fui una niña normal hasta que se acercaron esos últimos años de la escuela y los primeros del colegio. De repente y sin explicación alguna, nada más en la vida me interesaba como el fútbol. Empecé por el nacional y luego mi gusto trascendió fronteras. De niña era manuda, como mi padre, pero pasaron los años y cuando sola decidí entrarle a eso de entender, ver y hasta jugar fútbol, me hice saprissista. Sepa Dios de dónde vino esa idea.

Bajo ese contexto, según yo, era necesario tener un jugador favorito y como siempre he sido algo nacionalista quién mejor que un tico para adornar mi pupitre en el colegio, mis cuadernos o la computadora. Y según yo hasta era guapo. ¡Qué varas!

Pero Gilberto se esmeró en conquistarme (no mezclemos los sentimientos) y la primera vez (porque fueron varias) que lo hizo no fue para ese mundial de Nigeria, porque aunque hizo méritos, pasaron un par de años para que lo lograra (¿lo lograra?).

6 de enero de 2001, una fecha memorable. No hace falta contar lo que sucedió ese día, tampoco explicarlo, pero por aquello, acá va el detalle —en resumen, eso sí—.

La selección guatemalteca de fútbol debía enfrentarse a nuestra Sele en un repechaje, en campo neutral, para definir cuál de los dos equipos jugaría la hexagonal final rumbo al mundial Corea y Japón 2002. El Orange Bowl, en Miami, fue el escenario en el que la tricolor, al mando de Alexandre Borges Guimaraes (quien recién tomó a esa selección), venció 5-2 a los hermanos centroamericanos.

El partido por si solo es importante, y para mí más aún pues de titular, ese día debutó, con una selección mayor, quien tiene mención especial en este artículo.

Luego vino esa eliminatoria magistral, en la que Costa Rica, de primero y con solo una derrota —y con mano incluida, me advierte el corazón— ante Estados Unidos (allá), se clasificó a la Copa del Mundo del 2002. Bien y ¿qué tiene que ver en todo esto el Tuma?
Si hay alguien quien mereció los reconocimientos por una hexagonal (casi) perfecta fue Gilberto Martínez, nadie corrió esa banda como lo hizo él, nadie se quejó tan poco de golpes o patadas en un partido y seguir jugando como lo hizo él. Muy rápido luego del repechaje en Miami se ganó la titularidad en el equipo de Guima y por lo anterior cumplió.

Jugaba además en el Saprissa y con las mismas ganas, allí también se encargó de mostrar garra, coraje y buen juego aéreo en la defensa. (Aparte, jugando se veía guapillo y todo… ¡qué necia!). Ya para ese momento había sido elegido como jugador del año por el periódico Al Día, era invitado de programas televisivos de “farándula” (que tienen la idea de que un buen deportista es “famoso”) y la Toyota se había hecho full publicidad regalándole un Yaris, en un concurso.

Por default un buen jugador deja a su equipo local para abrirse campo en el fútbol mundial y ya se sabía que Saprissa debía despedirse de él o él de Saprissa. Vino un acuerdo con el Brescia de Italia y luego del mundial de Corea y Japón el Tuma no jugaría más con el monstruo.

1 de mayo de 2002, ese día jugaba Saprissa ante Pérez Zeledón, un juego normal que sirvió de despedida para Martínez. No saben la tristeza que tenía de que se me fuera (sí, se me fuera). Nunca tuve la oportunidad de verlo celebrar un gol y para ese día había dicho, en entrevistas (que yo añoraba  y añoro hacer), que quería despedirse con una anotación. Pero qué va, solo yo le perdoné que Saprissa perdiera 3-2 y por culpa de él en el tercer gol del visitante, pero así es el amor, en las buenas y en las malas.

10 de mayo de 2002 y faltaban pocos días para que la Sele saliera del país para enrumbarse al mundial. “Este mae se va a ir y yo no lo voy a ver”, decía yo. Tampoco era que estaba tan chamaca, tenía 15 años pero una ilusión, que no tienen idea. Días antes un amigo que jugaba con un equipo juvenil, me dijo que el viernes 10 (de mayo) había un partidillo en la cancha de la Uruca y que era dedicado a Gilberto Martínez.

Obviamente yo estaba ahí. Le dije a mi papá que quería conocer a Gilberto, que me llevara a esa cancha. Me mandó con mi hermanilla mayor y el novio de ella, para que no me quedara sola todo el partido, pues hasta el final apareció el compa (Tuma).

Sí, lo conocí, según yo, porque fue un “hola, ¿me firma esto y luego me puedo tomar una foto con usted?”. Ahí tengo la fotilla en un álbum, bueno dos fotos, porque luego lo volví a “agarrar” por ahí y le dije “otra, otra” y él cooperaba.

Entonces súmele otra cualidad más, jugaba bien, era humilde, según yo y mis gustos (es que una vez hasta llegué a pensar que Ronaldinho no estaba tan mal) guapo y tras de todo accesible. Se daba a querer —al menos en esa época así era—.

31 de mayo del 2002. Se inicia la acción en Corea y Japón. Costa Rica, días después debutó con Tuma; con una buena actuación de él, pero no tan buena en general y entonces con los tres partidos de la primera fase se nos acabó el mundial.

Se hace extenso si sigo con el juego de fechas, pero luego del mundial Martínez se fue al Brescia a jugar, a destacar y a anotar (hizo gol allá), venía y otras veces no a jugar con Costa Rica. Llegó otro mundial y Gilberto fue, pero tocado.

9 de junio de 2006, ya no aguantó más con la tendinitis rotuliana y ese día en juego inaugural de la Copa del Mundo de Alemania entre los locales y Costa Rica, Martínez salió de cambio para no volver a jugar en ese mundial.

Gilberto fue tocado (no sé si de la cabeza) al mundial. ¿Si estaba lesionado para qué fue? Nunca le he preguntado, pero aún tengo la interrogante en mi cabeza, si no se hubiera expuesto de tal manera hoy ¿dónde estaría? y ¿cómo?, es que para esa época estaba todo arreglado para que jugara con la Roma, de Italia, gran fichaje de la época para el fútbol nacional, pero esa lesión no lo dejó jugar nunca y tras un año regresó al Brescia, donde todavía hoy no es el jugador que conocimos.

Aún así sí, es mi jugador favorito.

No lo he explicado aún, pero nunca vi jugar a un defensa con el temple de Gilberto Martínez, nunca vi a un jugador correr tanto y con tal velocidad para cuidar su área, pocas veces lo vi sufriendo con un delantero (bueno, me acuerdo que con Ronaldo no fue nada fácil). El coraje con el que salía el Tuma a la cancha lo tienen pocos, poquísimos y aunque desde el 2006 no lo veo jugar de la manera en la que gustaba, nadie ha podido demostrar(me) que tiene todas esas cualidades que representaba ese bastión en la zaga. Y es que un defensa o es bueno o es bueno, no caben los goles en esa posición como para excusar una mala actuación con un gol, los defensas no son “guaberos”, son buenos y el Tuma ¿era? de los mejores.

Sería necedad redundar en sus grandes cualidades cuando estaba en el punto más alto de su carrera, pero no lo es cuando es para recordar a mi jugador favorito de fútbol.

La humildad con la que se le conoció ya no sé si la tiene, y lo guapo que me parecía en mi adolescencia menos, pero puedo decir que por lo menos se ve mejor con el pelo corto.

Erika Rojas es periodista y trabaja para Vuelta En U y La Nación, puede seguirla en twitter @erojas05

Foto Portada: Sporting-Heroes.net

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Fútbol Nacional Mi jugador favorito San Carlos

Mi jugador favorito: Eduardo Quintanilla

Por Everardo Corrales

Cientos de jugadores de futbol extranjeros han pasado por nuestro país, en busca del sueño de triunfar en el deporte rey.

San Carlos no ha sido la excepción, por aquí han jugado de toda categoria. Pero de los que he logrado observar, no ha llegado a nuestro deporte estrella uno con tanto talento como el Chileno Eduardo Quintanilla Urcia.

TRAYECTORIA ANTES DE SAN CARLOS:

Inició su carrera futbolística en 1966 dentro de las filas del Colo Colo en Chile, luego se destacó en la Selección Nacional Juvenil de su país, y fue traspasado al Palestinos en su misma tierra natal.

Su talento lo llevó a tierras Hondureñas para involucrarce con el Broncos, equipo que logra colocarse ese año entre los mejores del país.

SU LLEGADA AL SAN CARLOS F.C.

Con los Toros del Norte, el joven volante se encontró mejor que en su tierra, se sintió como en casa y se quedó para siempre.

El equipo tenía un sueño, volver a la primera división, le vendieron la idea a “Quinta” y asumió el reto como propio, se entregó antes, durante y despues de cada encuentro, con un amor por la camiseta que era de admirar. Su fama se extendió por los mejores estadios de nuestro país. Fue respetado como lo que era, uno de los grandes futbolistas latinos, pero aparte de esto, tenía otra extraordinaria condición, ser una persona humilde, nunca se le fue la fama a la cabeza. Con éstos dos ingredientes, talento y humildad  logró robarle el corazón a los sancarleños.

En las mejengas de los barrios o pueblos, los niños se disputaban el querer ser el “Quintanilla”, es más, a los mejores jugadores de las categorías infantiles y juveniles se les apodaba “Quintanilla”.

Fue campeón Nacional de segunda en el 78 y 79 y clasificó a la pentagonal en la primera división en el 79.

DESPUES DEL FUTBOL

En la actualidad lo podemos observar laborando para el equipo Sancarleño en el estadio Carlos Ugalde, lugar donde con su humildad de siempre, nos compartió dos consejos: Primero: el jugador que es zurdo por nacimiento, debe trabajar solo esa pierna, es mentira que puede llegar a patear igual con las dos como algunos erróneamente piensan, y si no, fíjense en Messi o Maradona. Segundo: que la carrera de un jugador es de 10  a 12 años máximo, por lo que se deben hacer grandes sacrificios para poder destacar, pero lo principal es alejarse de las amistades que te invitan a fiestas o actividades, porque eso lleva al fracaso.

Everardo Corrales es autor del blog Politica San Carlos. Puede seguirlo en twitter @ecorrales.

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Clasicos Mi jugador favorito Selección Nacional

Mi jugador favorito: Mauricio Montero

Como manera de introducción, a partir de este artículo se abre una nueva sección en el Taco de Jara con la participación de invitados especiales. La intención es comentar acerca de aquellos jugadores a los cuales se les guarda una especial admiración con el paso del tiempo. Hay momentos que marcan la afición hacia un equipo o una figura, siempre hay algo emotivo en ello. Debo aclarar que la idea no es original mía sino que nace gracias a una iniciativa similar que apareció en el Blog The Equaliser en Inglaterra. Ellos le pusieron su estilo, nosotros le ponemos el nuestro. Muchas gracias a las personas que han aceptado escribir para nosotros.

Por los caminos de Costa Rica

por Diego Barracuda

A finales de la década de los noventa mientras cursaba yo mis últimos años de primaria, fue cuando participé en varias “escuelas de fútbol” en Ciudad Quesada (entiéndase como chances para patear bola). El último equipo en el que estuve fue el del Barrio El Carmen donde tuve la oportunidad de hacer muchos visitas a diferentes lugares de nuestro país.

En esos viajes jugamos con muchos equipos, varios de ellos dirigidos por exjugadores de nuestro balompié. Unos muy destacados, otros no tanto. Pero sin duda alguna el mejor   con quién he podido compartir, es aquél que en el año mil novecientos noventa y nueve llegaría con su equipo a una de las canchas de Javillos de Florencia. Él manejando su bus, tipo escolar amarillo, y cantando aquella canción que era todo un himno para PIPASA, equipo “pre-mosco” al que entrenaba. Toda una leyenda del fútbol nacional, pero ante todo, un gran personaje.

Es aquél que debuto con Liga Deportiva Alajuelense ante el River Plate, el que corría al “corner” para hacer como torito cuando celebraba los goles, recordado por “La Jugada del Zoncho” y de habérsele inventado una protesta de apagar las luces del estadio en mitad un partido.

Por mis venas corre sangre morada, pero la esencia de un persona como él es imposible no tomarle cariño. Su forma de ser y de hablar ante las cámaras sigue siendo único.

Allá a lo lejos se veía venir, en una de las canchas de Javillos de Florencia. Por dicha esta vez no lo había dejado el chunche.

Foto Portada: Getty Images

Puede seguir a Diego Barracuda en twitter @DiegoBarracuda. Blogger, diseñador gráfico y editor de Nortenlinea.com